Toluca, Estado de México.

México

El Cosmovitral cumplió, en el año 2015, 35 años de existencia; tiene ya 37 años de existencia, sin embargo, no siempre había sido un Jardín botánico ya que albergaba el Mercado 16 de Septiembre, construido durante la época de Porfirio Díaz y el cual inició obras el 22 de febrero de 1909 con la colocación de la primera piedra, el motivo de su construcción fue para dedicarlo al centenario de la Independencia de México, la inauguración fue en 1933.

Tiene una superficie de más de 3 mil 200 metros cuadrados; en el año de 1975 el lugar fue convertido en Jardín Botánico.  Los artesanos mexicanos que pusieron su esfuerzo en la construcción eran dirigidos por el Maestro Leopoldo Flores y el vitralista Bernabé Fernández; necesitaron 2 años y 7 meses para finalizar y el 5 de julio de 1980 fue inaugurada.

Se necesitaron 500 mil fragmentos de vidrio para hacer los ventanales y están unidos en 30 mil secciones; estos vidrios fueron traídos de: Italia, Alemania, Francia, Bélgica, Japón, Canadá y Estados Unidos, en total se pueden ver 28 colores diferentes.

Es además el segundo Jardín Botánico más grande de América Latina; recibe 350 mil visitas tanto locales como internacionales al año, los turistas aseguran que acuden a Toluca primordialmente para conocer el Cosmovitral.

Fuete de imagen: www.seunonoticias. mx

En cuanto a la temática del conjunto es en palabras del propio Flores, su obra recrea la lucha del día contra la noche -el bien y el mal, lo oscuro y lo claro-. Ésta la representa con aves nocturnas (búhos) y voladores de rapiña (águilas) que, a lo largo de la secuencia grabada en los murales-vitrales, se enfrentan hasta que, finalmente, en una de las escenas los búhos derrotan a las águilas, quienes al morir revelan los cuerpos de los hombres:

«Los hombres que han caído víctimas de sus propias debilidades: el miedo, la soberbia y la falta de inteligencia, auto-impidiéndose con ello la obtención de las herramientas necesarias para trascender en la vida».

Fuete de imagen: Fototeca Casa Sáastun, 2007

Poca gente sabe que Flores, aprovechando la disposición del edificio (orientado en un eje poniente-oriente) colocó la escena más importante de su obra («El Hombre Sol») en la parte más occidental del conjunto. Esto con la intención de que, durante los equinoccios de primavera y otoño, al caer el sol (después de las 16:00 horas) se ilumine la totalidad del mural.

Fuete de imagen: Fototeca Casa Sáastun, 2007

Así se provoca un «encendido» juego de luces que parecen dar vida a los mismos rayos del sol proyectados sobre el hombre, grabados en la pieza. ¡Un evento que sin duda debes ver por lo menos una vez en tu vida!

Redacción: Lic. Miriam Palacios Aguilar Casa Sáastun. Arte en Vidrio